Los 10 hábitos para evitar el estrés financiero

El estrés es un concepto muy presente en las sociedades modernas. Si bien no es algo que se produzca desde hace poco, ya que forma parte de la psique humana, sí se ha visto amplificado y diversificado por la actual forma y ritmo de vida. En especial, entre los habitantes de las grandes aglomeraciones urbanas. Sin embargo, aunque esa tensión provocada por situaciones agobiantes se asocia a las prisas o a la presión en el trabajo, también aparece en las relaciones humanas (de familia, de pareja, de amistad, etc.), como consecuencia de episodios traumáticos o tras el parto, entre otros contextos. El resultado, en cualquier caso, son reacciones psicosomáticas o trastornos psicológicos que pueden ser desde leves hasta graves pasando por un diverso abanico de grados.Así que, más allá del estrés laboral, hay otro íntimamente relacionado con el dinero. Se trata del estrés financiero y aparece más de lo que se suele pensar. Aquí vamos a explicarte algunos hábitos para gestionarlo y controlarlo. En otras palabras, cómo evitar el estrés financiero.

¿Qué es el estrés financiero?

Este tipo de tensión surge, lógicamente, en las personas que se encuentran ante un problema de índole financiera. Éste les somete a una fatiga mental causada por un esfuerzo psicológico superior al que pueden soportar. No obstante, a pesar de que con carácter genérico la reacción aparece frente a una amenaza a la estabilidad económica del individuo, existen diferentes escenarios en el estrés financiero:

  1. La incapacidad para satisfacer un compromiso económico adquirido. Por ejemplo, el pago del alquiler o de la hipoteca. Como es obvio, cuantas más veces se repitan los impagos, mayor será el impacto sobre las finanzas de la persona implicada. Además, de encadenarse en el tiempo, la imposibilidad de pagar acabará llevando al punto posterior, al endeudamiento.
  2. Las deudas, que es el caso más claro y también el que entraña mayores peligros. Dentro de éste también debe distinguirse cuando las deudas crecen por verdadera necesidad o por una gestión irresponsable o incorrecta del dinero.

Efectos del estrés financiero

Aunque el origen sea económico, y en ese aspecto sí que es único, los síntomas del estrés financiero no son muy distintos de los que aparecen en estos mismos episodios de tensión provocados por un motivo diferente. De entrada, el estrés negativo (cabe recordar que el positivo se asocia con una elevada motivación y puede resultar beneficioso) es episódico o crónico, así como leve, moderado o agudo. En función de la gravedad, los síntomas pueden ir desde los dolores musculares o de cabeza, el insomnio, los problemas gástricos, el malestar o la tristeza hasta consecuencias más graves, tales como la depresión, la ira, el miedo o la frustración. Incluso existen estudios que relacionan el estrés con enfermedades del aparato digestivo, el cáncer o los problemas cardíacos.

10 hábitos para eliminar el estrés financiero

Así que, como ves, el estrés financiero es un asunto serio. Por ello, te ofrecemos varias recomendaciones para que lo gestiones, lo tengas bajo control en los momentos duros y hasta para que puedas eliminarlo de tu vida. De un lado verás consejos encaminados a gestionar esa ansiedad, es decir, la parte psicológica. Pero también debes identificar y corregir los factores que están lastrando tus finanzas personales y que, al final del día, son los que te llevan a sentir estrés financiero. Son los siguientes:

  • Mantén la calma y aplica toda la objetividad que puedas a tu propio caso. El primer paso, como para la mayoría de temas, es llevar a cabo un análisis de situación, saber dónde estás, qué problemas tienes y a qué posición quieres llegar. Ello cobra especial relevancia en las personas que se agobian con más facilidad, ya que es obvio que cada cual aguanta la presión de distinta manera. Se trata de evitar tanto que magnifiques el problema como que lo minimices si no hay argumento para hacerlo, tanto en un sentido como en el otro. Al estar sometido al estrés financiero, resulta muy posible que no seas objetivo, que pierdas la perspectiva o que no seas capaz de valorar cada aspecto en su justa medida. Como consecuencia, puede resultarte muy útil contar con asesoramiento financiero profesionalizado. Esos expertos podrán cuantificar el problema con mayor claridad, visto desde fuera, identificarán los puntos clave y te ofrecerán una solución.
  • ¿En qué punto se está produciendo el exceso de gastos frente a los ingresos? Si las cuentas no cuadran, lógicamente, por algún lado se te va el dinero. Las compras compulsivas, se deban al motivo que se deban, son peligrosas. También aquellas que se efectúan de manera impulsiva. Por ello, te aconsejamos que trates de evitar ambas.
  • Crea un plan de gastos distinguiendo los desembolsos básicos de los que son secundarios o directamente superfluos.
  • Intenta ser disciplinado en el cumplimiento del programa que te has marcado. No sólo por que así, efectivamente, tu economía mejorará, sino porque, además, te sentirás mejor contigo mismo y será más difícil que caigas en el estrés financiero.
  • ¿Eres capaz de controlarte? Recuerda que, antes de gastar, lo ideal es que te plantees si se trata de un dispendio necesario o bien secundario, es decir, que realmente no necesitas.
  • Si tu capacidad financiera está saturada, enfócate en las prioridades. En otras palabras, en los pagos que realmente necesitas hacer.
  • A pesar de que es más fácil decirlo que hacerlo, es muy importante que no te pases el día dándole vueltas al asunto. Establece un plan ambicioso pero realista para corregir tu situación económica. Después, agárrate a él, síguelo al pie de la letra y evita actitudes y pensamiento negativos. Si tomas medidas serias, si actúas, antes o después acabarás pudiendo hacer frente a todos tus pagos y, como consecuencia, el estrés financiero se difuminará y hasta llegará a desaparecer.

El estrés financiero por deudas acumuladas

Asimismo, si ya estás en una situación en la que debes dinero:

  • Trata de no dejar de pagar nunca las que sean importantes o prioritarias, ya sea por lo que significan para ti (evitar el desahucio, por poner un ejemplo extremo) o por la penalización que suponga no hacerles frente.
  • Como derivada del punto anterior, abona primero las deudas que consumen más intereses y deja para el final las que tengas contraídas con amigos y familiares, si es que se da el caso.
  • Intenta no cambiar la deuda de sitio. O lo que es lo mismo, evita en la medida de lo posible trasladar el dinero de un deudor a otro. No olvides que el objetivo es eliminarla.